El ático: Ágætis byrjun (1999).

viernes, 8 de julio de 2011

Ágætis byrjun (1999).

Esto era justo lo que estaba buscando. No sabía que subir hasta que me presentaron Svefn-G-Englar. (Gracias. S)
Pequé por no haber escuchado antes Agaetis Byrjun (Un buen comienzo)

No hablaré de la historia de Sigur Rós esta vez. Me antendré a lo que es la música, si quieren saber algo de la historia de ellos, búsquen en nuestro gran proveedor de respuestas Google. Aquí a lo puntual, a lo que se clava en lo más profundo de tí. La música.

Hace bastante tiempo que no escucaba un álbum que me gustara completo a la primera, siempre me queda por digerir al menos una o dos canciones, pero esta vez Sigur Rós me cerró los ojos y los abrí en un paisaje nevado. Cuando creías que la jungla de cemento te absorvía, que el gris del cemento, las ondas de radio, las grúas, el ruido de la gente que no para de hablar, que grita y solamente quieres gritan ¡BASTA, cállense todos y déjenme de una puta vez tranquilos! aparece Sigur Rós y te rescata vaciando de tus oídos todo el polvo y suciedad que fuiste acumulando durante todo el día.

Es aquel boleto de tren, como en las películas, que te lleva a un paisaje surrealista, algo parecido a esa escena de "El viaje de Chihiro" en que se ven los infinitos campos de césped frondoso y verde peinado por el viento, en el que mirando por la ventana del vagón olvidas que estás sentado ahí y te imaginas volando por aquellos campos.

Es uno de esos discos en el que el botón "next" no existe, tienes que escucharlo de corrido hasta el final, si no, sería como despertar en la mejor parte del sueño y no poder volver a dormir para saber qué pasaba.

Escúchenlo, si pueden, háganlo tirados en el piso o e alguna superficie blanda, pero dejen caer su cuerpo, regálense a este álbum, para que no los distraiga ninguna parte de su cuerpo y así aprovechen más el viaje.

Es uno de esos discos esenciales que tienes que tener en tu lista.